La Fundación

En esta obra Buero Vallejo  nos hace partícipes a los espectadores y lectores de un proceso dramático y torturador: el paso de forma paulatina de la alucinación placentera a la dolorosa verdad, de la fundación a la cárcel. El autor al principio de la obra nos sitúa en la perspectiva de Tomás, joven novelista que deforma agradablemente la realidad por su incapacidad para soportarla tal cual es. A través de él nos ubicamos en el mundo idílico de la fundación y son los comentarios y actitudes de los otros cuatro presos los que nos desconciertan. A medida que avanza la obra vamos descubriendo que ese mundo es falso y mediante efectos mutadores (efectos de inmersión) entramos en el mundo cerrado de la prisión que traerá reflexiones sobre la ausencia de libertad, tortura, delación, violencia y muerte.
Tulio es el primer ejecutado del grupo. Después de que los guardias se lo llevan, Buero, a través de la reflexión de Asel, nos plantea la siguiente pregunta: ¿Es mejor ser felices pero enajenados o sufrir abiertos a la verdad?
  "ASEL.- Aun cuando escapase de ésta, no la habrá, porque estoy agotado. Hace tiempo que me pregunto si no (somos nosotros los dementes... Si no) será preferible (hojear bellos libros, oír bellas músicas), ver por todos lados televisores, (neveras), coches, cigarrillos... Si Tomás no fingía, su mundo era verdadero para él, y mucho más grato que este horror donde nos empeñamos en que él también viva. Si la vida es siempre tan corta y tan pobre, y él la enriquecía así quizá no hay otra riqueza, y los locos somos nosotros por no imitarle... (Con triste humor). Es curioso. Me gustaría que fuese verdad todo lo que siempre he combatido como una mentira. (Que la Fundación nos amparase, que Tulio estuviese en un nuevo pabellón lleno de luz ... ) (Ríe débilmente). Estas cosas se piensan cuando uno está acabado."  BUERO VALLEJO: La Fundación


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